Decidida a demostrar su amor, mi madrastra tropezó con mi autoplacer de última hora de la noche y, a pesar de su severo comportamiento, ofreció una apasionada mamada.Nuestro intenso encuentro se desarrolló, mostrando nuestro deseo compartido.
Yo me tumbaba en el sillón, disfrutando de algún auto-placer cuando mi madrastra entraba.Siempre fue una mujer dura, nunca una para picar palabras o mostrar mucho calor.Pero mientras me pillaba en el acto, su expresión se movió, y ella se encontró atraída a la vista de mi auto-indulgencia.A pesar de su acostumbrada helada, decidió llevar las cosas más allá, sorprendiéndonos a ambos.Mientras yo me recostaba allí, descubierta y vulnerable, ella se inclinó, sus labios cumplían con mi deseo palpitante.Fue un momento extraño, uno que desafió la expectativa y la razón.Pero cuando comenzó a chupar, su vacilación inicial se derritió, sentí una prisa de excitación corriéndose a través de mí.El hecho de que era mi propia madraspa solo se sumó a la emoción.Esto no fue solo una rápida mamada, sino una mamada completa, entregada con un fervor que me estremeció hasta el núcleo.Era un viaje salvaje, uno que empujaba límites y expectativas, dejándonos a ambos sin aliento y satisfechos al final.
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